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Una convulsión es un evento transitorio, causado por una descarga eléctrica anormal y excesiva de las neuronas en el cerebro. Alrededor del 5% de la población ha presentado una convulsión antes de los 20 años de edad, si se incluyen las convulsiones febriles.
La mayoría de convulsiones se originan a partir de la corteza cerebral, a menudo a partir de un área estructuralmente anormal en el cerebro. Una alteración grave como la hipoxemia y otras alteraciones metabólicas también pueden provocar una convulsión. Los trastornos convulsivos también pueden ser heredados genéticamente provocando que las neuronas descarguen de manera anormal.
Cuando el niño o el adolescente han tenido dos o más convulsiones que no eran el resultado de una condición médica general o fiebre, se dice que el niño tiene epilepsia. Aproximadamente cinco de cada 1.000 niños son diagnosticados con epilepsia.
Cuando una anormalidad estructural en el cerebro causa convulsiones, se dice que un paciente tiene epilepsia sintomática. Epilepsia idiopática se refiere a las convulsiones causadas por un rasgo heredado genéticamente y por definición no existe una anormalidad estructural en el cerebro que podrían explicar las convulsiones. Si no hay evidencia de que las convulsiones del niño o adolescente fueron causadas por un trastorno médico o una anormalidad estructural en el cerebro o un trastorno hereditario, se denomina epilepsia criptogénica.
Una crisis convulsiva también puede ser provocada por un trastorno médico de base como alteraciones en sodio, glucosa o falta de oxígeno. Muchos niños pequeños tienen convulsiones que son desencadenadas por la fiebre. Ciertos medicamentos en ciertas ocasiones pueden provocan una convulsión. Si una persona tiene una convulsión provocada por una de estas causas no se considera que tenga epilepsia siempre y cuando no tenga antecedentes de convulsiones epilépticas anteriores.
Para entender el tratamiento de la epilepsia, el médico debe saber la diferencia entre convulsiones parciales (focales) y convulsiones generalizadas. La diferencia es importante, tanto para el propósito de comprender la naturaleza de las crisis convulsivas como porque varios medicamentos indicados para crisis parciales no controlan o incluso pueden empeorar las convulsiones generalizadas primarias.
CONVULSIONES PARCIALES
Las convulsiones parciales se originan de un solo hemisferio cerebral. A veces son causadas por una anormalidad estructural.
Una convulsión parcial suele causar signos y síntomas que reflejan la función de la región de la corteza cerebral de la que surge la convulsión. Los signos y síntomas de la convulsión pueden incluir la detención del habla (convulsión se origina en la corteza del lenguaje); movimientos de una parte del cuerpo (convulsión se origina en la corteza motora); una alteración en el pensamiento, emoción o conducta (convulsión se origina en la corteza prefrontal); la percepción de ruidos extraños (convulsión se origina en la auditiva); adormecimiento o parestesias unilaterales (convulsión se origina en la corteza sensorial); o un trastorno de la visión (convulsión se origina en la corteza visual).
Se hace una distinción entre las crisis convulsivas parciales simples y complejas. Las crisis convulsivas que no alteren la capacidad de respuesta o la memoria de la persona se denominan convulsiones parciales simples. Las convulsiones parciales que interfieren con la capacidad de respuesta y capacidad de recordar los acontecimientos del evento se denominan crisis parciales complejas.
CONVULSIONES GENERALIZADAS
Las convulsiones generalizadas afectan a ambos hemisferios cerebrales desde el momento de aparición. Las convulsiones generalizadas idiopáticas por definición no son el resultado de una anormalidad estructural en el cerebro.
Algunos tipos de convulsiones generalizadas en particular, los espasmos infantiles y convulsiones atónicas, se consideran principalmente generalizadas a pesar de que a veces son el resultado de una anormalidad estructural. En estos casos, a menudo hay anomalías generalizadas en el cerebro del paciente.
Los tipos reconocibles de convulsión generalizada son las crisis de ausencia, convulsiones mioclónicas, convulsiones tónicas, convulsiones clónicas, convulsiones tónico-clónicas y convulsiones atónicas.